La deformación andina a través de Sudamérica
Résumé
Steinmann (1929) reconoció en la Cordillera del Perú tres fases orogénicas (Peruana, Incaica y Quechua). Hoy, a raíz de numerosos estudios de superficie y subsuelo, se admiten estas tres fases y otras más antiguas, en múltiples sectores de la cordillera. Hasta dónde alcanzan las deformaciones andinas a través del antepaís? Cobbold et al. (2007) compilaron numerosos datos y elaboraron 4 mapas, representando a las fallas conocidas, según su tipo (normal, inverso, o de rumbo) y su período de actividad (Cretácico Medio, Cretácico Superior, Paleógeno y Neógeno). En base a estos resultados, la tectónica andina parece haber tenido un amplio desarrollo a través del continente sudamericano. Se supone un campo de esfuerzos principalmente compresivo, como consecuencia de la tectónica de placas. De hecho, según el mapa global de esfuerzos (Heidbach et al., 2008), en Sudamérica hay amplia distribución de terremotos, cuyos mecanismos focales son principalmente de falla inversa. Aquí pongo al día el catálogo de fallas, principalmente para zonas próximas al margen atlántico y en el interior del continente (Fig. 1). En Brasil oriental, llaman mucho la atención las montañas, por su altura (2000 metros o más), su amplia extensión, y su fuerte relieve junto a la costa atlántica. Si bien estas montañas aparecieron durante la distensión cretácica, que precedió la apertura del Atlántico, hoy culminan en una serie de mesetas, que son más jóvenes. Por estudio de trazas de fisión en apatita, se reconocen 3 fases de exhumación, coetáneas de las fases de Steinmann en la Cordillera (Bonow et al., 2009; Japsen et al., 2010). En la cuenca de Taubaté, cerca de São Paulo, hay fallas aflorantes de edad terciaria. Costa afuera, numerosas fallas, tanto inversas como de rumbo, cortan sedimentos del Cretácico Superior o del Cenozoico. En el NE del Brasil, desde Cabo Frio (Cuenca de Campos) hasta Aracaju (Cuenca de Sergipe), se destaca una serie muy particular de fallas inversas que controlan el borde de la plataforma continental (Cobbold et al., 2009, 2010). Estas fallas se han formado por reactivación compresiva de fallas normales, que delimitan cuencas del Cretácico Inferior. A su vez las fallas normales parecen derivar de fallas inversas proterozoicas, de vergencia E, que forman el borde de la cadena proterozoica de Ribeira. Así se confirma la importancia de la herencia estructural. En el interior del Brasil existen varias fallas de actividad reciente, como la Transbrasiliana, que invierte el borde austral de la cuenca de San Luís. También fue sede de reactivación el valle y antiguo graben paleozoico del Amazonas. En el NO argentino, es conocida la reactivación compresiva que levantó a las Sierras Pampeanas. De la misma manera, a través de la Patagonia y llegando a la costa Atlántica, hay evidencias de reactivación compresiva y de inversión de cuencas, desde el Cretácico Superior hasta hoy. En zonas intermedias de la Pampa Deprimida hay menos relieve, pero podemos citar algunas fallas recientes, como son la de Macachín (Vogt et al., 2010), o la que va desde la costa atlántica hasta General Acha, pasando por las Lagunas Encadenadas y limitando al N las Sierras Bonaerenses.